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  • Publicación de la entrada:22 de abril de 2025

Llegan los días largos, el calor se cuela en casa, y esa piscina que lleva meses en modo “hibernación” empieza a pedir a gritos algo de atención. Antes de lanzarte de cabeza con ilusión veraniega, toca revisar que todo esté en condiciones. Porque sí, abrir la temporada sin comprobar el estado de la depuradora, el agua o los equipos eléctricos puede acabar en disgustos… y en facturas.

Y créenos, una bomba que no arranca, un filtro atascado o una fuga invisible pueden fastidiar el chapuzón más que una nube en agosto. Para que eso no pase, te dejamos un repaso ordenado y práctico con lo que conviene revisar antes de que la piscina entre en acción. No hace falta ser técnico para seguir esta lista, pero sí tener un poco de ojo y ganas de hacer las cosas bien.

1. Revisión visual del vaso y los alrededores

Empieza por lo evidente: echa un vistazo al estado general de la piscina. ¿Hay grietas en las paredes? ¿Manchas en el fondo? ¿La línea de agua parece sucia o con depósitos blanquecinos? Todo eso te da pistas de lo que ha pasado durante el invierno.

Si la piscina ha estado sin cubrir, puede haber hojas, barro, insectos, e incluso algas verdes pegadas. No las ignores, porque si no las limpias bien ahora, pueden acabar colapsando el sistema de filtración.

2. Nivel y calidad del agua

El nivel debe quedar en la mitad de los skimmers. Si está más bajo, la bomba podría aspirar aire y gripar. Si está más alto, los skimmers no funcionan como deben y no recogen suciedad superficial.

Y atención a cómo está el agua. ¿Huele raro? ¿Está turbia o verdosa? No te fíes de que “ya se aclarará sola” porque no lo hará. En muchos casos, una bomba ha estado parada durante meses y los residuos se han acumulado sin moverse.

3. Inspección a fondo de la depuradora

Aquí está el punto más importante: la depuradora es el corazón del sistema. Si falla, da igual cuánto cloro eches o cuántas veces limpies. Estas son las revisiones clave:

Motor de la bomba

¿Arranca? ¿Hace ruidos extraños como zumbidos o chasquidos? Si ha estado meses sin funcionar, puede haberse quedado atascado por cal o suciedad. Y si al arrancar se oye un “clac” y salta el automático, probablemente hay un cortocircuito interno. Otro fallo habitual: la bomba arranca, pero no aspira. Aquí puedes estar ante un problema de cebado, una válvula cerrada o directamente una avería en el eje.

Prefiltro

Abre la tapa y mira qué hay dentro. Hojas secas, piedras, ramitas, bichos… todo lo que no debería estar. Si el prefiltro está saturado, la bomba trabaja de más y pierde eficacia. Limpia bien la cesta y asegúrate de que cierra herméticamente.

Filtro (de arena, cartucho o diatomeas)

La arena del filtro no dura toda la vida. Si lleva más de 4 o 5 años sin cambiarse, empieza a hacer bola y no filtra bien. También pueden aparecer grietas en el cuerpo del filtro o fugas por las conexiones. Si ves agua saliendo por donde no debe, no es una buena señal. Y si usas cartuchos, revisa que no estén rotos o deformados por el calor.

Válvula selectora

Es ese mando con posiciones como “filtración”, “lavado”, “enjuague”, etc. Si está dura, floja o gira sin tope, puede que las juntas internas estén dañadas. Esto puede provocar pérdidas internas o que el agua se mezcle en los circuitos equivocados.

4. Verificación eléctrica

Abre el cuadro eléctrico con cuidado. Mira si hay humedad, cables pelados, señales de óxido o protecciones que hayan saltado. Si al intentar arrancar la bomba el diferencial salta, no lo fuerces: puede haber un fallo de aislamiento o un motor en corto. Y si notas olor a quemado… mejor desconecta todo y llama a un técnico.

Comprueba también que los relojes programadores funcionan. Muchos se desconfiguran con los cortes de luz del invierno.

5. Skimmers, boquillas y fondo

Los skimmers deben estar libres de hojas y con la cesta en buen estado. Si está rota, se puede colar suciedad que acabe obstruyendo la bomba. Las boquillas deben echar agua con fuerza y en la dirección correcta (preferiblemente en espiral). Si apenas tienen presión, revisa la bomba, el filtro o posibles fugas.

Y en el fondo, el sumidero debe estar limpio y sin objetos. Si ves que no aspira bien o si el limpiafondos automático no se mueve como antes, puede haber una obstrucción parcial.

6. Análisis y ajuste químico del agua

Antes de echar nada, mide. Siempre.

  • pH: entre 7,2 y 7,6. Si está fuera de rango, el cloro pierde eficacia y pueden dañarse componentes metálicos.
  • Cloro libre: entre 1 y 1,5 ppm.
  • Alcalinidad y dureza, si quieres afinar más (sobre todo en zonas con agua muy dura).

Un fallo frecuente es echar productos a lo loco sin saber lo que el agua necesita. Eso genera desequilibrios, agua lechosa y un gasto innecesario en correctores.

7. Fugas invisibles: vigila el nivel

Marca el nivel de agua con cinta o rotulador. Si en 24 horas ha bajado más de lo normal y no ha hecho calor ni viento, podría haber una fuga. Las fugas suelen aparecer en uniones de tuberías, juntas de skimmer, boquillas, válvulas o fisuras en el propio vaso. A veces son tan pequeñas que no se ven, pero dejan la bomba sin cebado.

8. Limpieza y puesta en marcha

Una vez todo esté revisado, toca limpiar. Pasa el recogehojas, cepilla paredes y fondo, y conecta el limpiafondos. Haz un lavado de filtro antes de empezar la filtración normal.

Y recuerda: la depuradora debe funcionar al menos 6–8 horas al día (más si hace mucho calor o si la piscina se usa mucho). No escatimes aquí, porque una hora menos hoy puede ser una piscina verde mañana.